Decía Umberto Eco que lo primero que debe hacer un investigador universitario, al ponerse a investigar, es buscar un tema de investigación que no le resulte desagradable. Decimos esto porque los estudios sobre las fallas de Valencia, aún habiéndolos, no han abundado en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos, lo cual podría ser señal, quizás, del desagrado que ese tema produjo entre los investigadores sobre las artes visuales durante mucho tiempo. Las razones de ese rechazo son múltiples y no es este el lugar para entrar en ellas. Por un lado están las connotaciones ideológicas que para algunos arrastra ese mundo desde el franquismo. Para otros la causa de ese desdén tiene su origen en la utilización política de la fiesta por parte de los sectores regionalistas más ultramontanos. Para otros el estigma está en el inmovilismo estético en el que se han perpetuado los monumentos falleros convencionales. Y para otros, en fin, es por las molestias que acarrean los cortes de tráfico, el ruido de los petardos, el olor a fritanga de las avenidas, y la llegada de miles de visitantes a la ciudad en tres días de auténtica locura callejera.

Y sin duda todo eso es verdad. Aunque también lo es que ese desagrado que existe en nuestro entorno hacia las fallas es fruto, muchas otras veces, de un elitismo que tiene un sesgo inquietante. Sabemos, por ejemplo, que para mucha gente que se considera intelectualmente superior las fallas son un fenómeno completamente irrelevante. Pero para nosotros lo irrelevante es ese tipo de opiniones. Nosotros, como sugería Eco, nos vemos más que capacitados para investigar sobre las fallas porque nos agrada la cultura popular. Incluso los productos de la industria cultural nos interesan. Nos interesan como vehículos de cultura, claro está. Y, muchas veces, incluso por su calidad. Algunas canciones populares, por ejemplo. Y la poesía popular. Y los cuentos populares. Y los tebeos, las películas y el teatro popular. Hasta alguna serie de televisión nos interesa. Como a todos, ¿no?

Pues bien, también nos interesan las fallas. Y nos agradan. Podríamos vivir sin ellas, pero nos agradan. Y lo que no nos agrada de las fallas, y eso es lo que nos distingue de algunos de nuestros ilustres colegas, intentamos cambiarlo. Proponiendo otro tipo de fallas posibles. La presente muestra es una muy sucinta selección de algunos bocetos y maquetas que han formado parte del proceso de proyección de algunas de esas propuestas. Se trata de una recopilación de trabajos realizados por alumnos de esta facultad que, según propia confesión, han aprendido a hacer muchas cosas diversas mientras disfrutaban haciendo ese otro tipo de fallas. Y de eso se trataba. Esperamos haber sabido transmitir la undécima parte de ese disfrute en la presente muestra, pues esa, y no otra, era nuestra intención.